CIEN AÑOS DE PLÁSTICA EN COLOMBIA Fernando Guinard LEGIS S.A. Bogotá, 2000. 27.5 x 22.5 cm. |
INTRODUCCIÓN
Por Fernando Guinard
En el arte, la gente que está de acuerdo no cuenta. El arte
es una revolución permanente. Si para la revolución, se acaba el arte.
FERNANDO BOTERO
Colombia es el país de los pintores, los poetas y las
mujeres bellas; también es el país de quienes no creyéndose artistas, se creen
importantes y donde todos son artistas menos los artistas.
Es el país de los pintores destrozados por los críticos del
amor propio que disparan sin escrúpulos y ponen a circular moneda falsa
cocinada en las tiendas y trastiendas del arte.
Es el país de las brujas terribles disfrazadas de pintoras
que ni siquiera se saben maquillar. Ídolos de barro que se deslíen con sólo dar
una mirada profunda a la estética de su alma.
Muchos de los aquí presentes, basan su creación en el sutil
equilibrio de la forma y el profundo contenido expresivo que, como se sabe, ha
sido la lucha permanente y no declarada de dos extremos que, sin embargo, se
necesitan el uno al otro.
Sólo hay arte bueno o malo, el primero trasciende la
historia y las dicotomías, alcanza verdadera dimensión cósmica, entendiendo por
cósmico el dinamismo perpetuo de todo lo existente.
Los pintores, escultores, grabadores e instalacionistas que
participan en esta muestra representan el espíritu de un siglo de arte
colombiano: sus influencias, sus aportes, su contexto, sus derivaciones o
tendencias.
Hay académicos cuyas modelos fueron muertas vivientes; hay
otros que se expresaron dentro del culto al indio, al pueblo y a sus dioses y
no se dejaron aculturizar; constructores cuyas formas abstractas ponen a volar
o a meditar como chamanes en trance de purificación; hay expresionistas
empeñados con la ética del compromiso y también los hay comprometidos con la
tensión que dan las formas, los volúmenes y el color; paisajistas que muestran
el gris misterioso de aguas, playas y atmósferas, cuyo desenlace y tragedia ya
avizoramos en una de las ciudades más bellas de América; hay paisajes que
muestran la soledad otoñal de un esqueleto de árbol que reverdece para un nuevo
ciclo interior; hiperrealistas que trascienden la fotografía y nos regalan en
atmósfera poética las intimidades del pintor y sus musas; hay otros, que
muestran el circo nacional y la dura realidad; instalacionistas evolucionados y
con otras concepciones sobre el hecho artístico; hay exiliados, prisioneros sin
rejas libres de influencias maléficas; nadaístas cuyo único amor es el cuerpo
humano y cuyo único odio es la intransigencia de los dogmáticos; hay
destructores de todo lo establecido; psicodélicos que hacen el amor con la
guerra y que han abolido la mezquindad; hay maestros que están en el infierno,
artistas famososque muestran sus encantos, auroras que quieren opacar los
ocasos, hay escépticos, “mamertos”, y hasta místicos.
No aparecen muchos de los modistas ubicados en la
retavanguardia, pero sí algunos cuya calidad formal, a simple vista, no es de
gran factura, pero que mirados dentro del contexto histórico aportan una
dinámica desestabilizadora de un discurso sin concesiones.
No están todos los que son. Algunos herederos quieren,
todavía, vivir del difunto; otros están muy ocupados, y algunos son tan grandes
que no desean compartir nada con sus colegas, a quienes desprecian en silencio.
Teatralidad, violencia, caos, erotismo, lúdica, desamor, de
todo hay en estos Cien años de plástica en Colombia, cuyo único objetivo es el
de rendir un homenaje a los artistas colombianos.
Paz y amor.
PALABRAS DEL POETA JOTAMARIO ARBELÁEZ EN LA PRESENTACIÓN DE
LA AGENDA CIEN AÑOS DE PLÁSTICA EN COLOMBIA, EN EL CLUB EL NOGAL DE BOGOTÁ, EL
DÍA JUEVES 1º DE JUNIO DE 2000.
LA AGENDA DEL FÍN DEL MUNDO
Por Jotamario Arbeláez
Siempre quise tener una agenda para el final de los tiempos.
Tendría que ser compuesta e impresa, si no por el afamado
Anticristo, por lo menos por un pariente suyo. Debería ser de gran formato,
aparatosa, de un papel impecable, con las pastas de un cuero cosquilloso a la
mano, difícil de dejar olvidada sin que el mesero del restaurante salga detrás
de uno a devolvérsela.
Datada en los umbrales del siglo que pensábamos iba a
representar nuestro viaje por las galaxias, y que vino a resultarnos, para
empezar, el reazo más oscuro de tiempo que registre la memoria de la especie,
con el más feroz encarnizamiento y sevicia de que pueda jactarse la bestia
humana para quebrarse las patas.
Una agenda con directorio espacioso para apuntar las señales
de los zares de los negocios sucios y de las zarinas advenedizas de que hablara
el poeta Maiacovsky, millares de amorcitos pequeños y sucios, que entre
nosotros llaman “números”. Donde pudiera anotar el día en que el sicario le va
a sembrar un balazo, o la hora en que deberá retirarse hacia el exilio para
evitar sórdidas amenazas. Pero ante todo debería contener esta agenda la
relación de los monstruos de las artes plásticas de los últimos cien años de
este país, al que seguramente ya no volveremos a contemplar ni en pintura.
Fernando Guinard es el héroe empecinado de esta proeza
editorial. A este cabeciduro tenaz, quien supo coronar El espíritu Erótico, lo
ha acolitado LEGIS con suprema munificencia.
En un principio hablé del Anticristo como gestor del
proyecto y recopilador de este jardín de cuadros por molestar a Guinard, porque
todos sabemos que este amante del Marqués de Sade es el demonio en persona. Y
gente que trabaje endemoniadamente es lo que necesitamos en un país que el
diablo no se ha terminado de llevar porque no sabe donde ponerlo.
La obra no puede ser más hermosa, y allí se advierte la
destreza editorial de LEGIS y del diseñador Luis Guillermo Mayorga. Para que se
advierta la malicia descriptiva de Guinard, no vacilo en prestarle un párrafo
que nos dice quienes son los personajes plásticos que pueblan estas páginas que
nos acompañarán durante el primer año del último siglo.
“Hay académicos cuyas modelos fueron muertas vivientes, hay
otros que se expresan dentro del culto al indio, al pueblo y sus dioses y no se
dejaron aculturizar, constructores cuyas formas abstractas ponen a volar o a
meditar, como chamanes en trance de purificación; hay expresionistas empeñados
con la ética del compromiso y también los hay comprometidos con la tensión que
dan las formas, los volúmenes y el color; paisajes que muestran el gris
misterioso de aguas, playas y atmósferas cuyo desenlace y tragedia ya
avizoramos en una de las ciudades más bellas de América; hay paisajes que
muestran la soledad otoñal de un esqueleto de árbol que reverdece para un nuevo
ciclo interior, hiperrealistas que trascienden la fotografía y nos regalan en
atmósfera poética las intimidades del pintor y sus musas; hay otros que
muestran el circo nacional y la dura realidad; instalacionistas evolucionados y
con otras concepciones sobre el hecho artístico; hay exiliados, prisioneros sin
rejas libres de influencias maléficas; nadaístas cuyo único amor es el cuerpo
humano y cuyo único odio es la intransigencia de los dogmáticos; hay
destructores de todo lo establecido; psicodélicos que hacen el amor con la
guerra y que han abolido la mezquindad; hay maestros que están en el infierno,
artistas famosos que muestran sus encantos, auroras que quieren opacar los
ocasos, hay escépticos mamertos, y hasta místicos”.
Guinard y LEGIS nos comprueban que de vez en cuando, cuando
se lo proponen con amor y tesón, hasta el demonio y el buen Dios unidos jamás
serán vencidos y podrán hacer obras memoriosas en medio de la hecatombe, que se
vuelven obras de arte al recoger el fruto de artistas que enriquecieron las
paredes del siglo pasado y seguirán engalanando los paredones del XXI.
Que la Agenda 2001, Cien Años de Plástica en Colombia, sea
un presente de amor y de alta estética para vuestros sobacos cansados por la
jornada del día que ya pasó, y la noche inmarcesible de los tiempos que llegan.
Fernando Botero La familia colombia, 1983 Óleo sobre lienzo 185 x 197 cm Colección Museo de Antioquia Derechos cedidos por el autor al Museo de Antioquia para el desarrollo de sus programas |
ARTISTAS INCLUÍDOS
Luis Alberto Acuña, Edgar Álvarez, Olga de Amaral, Jim
Amaral, Débora Arango, Diego Arango, Alfonso Ariza, Fernando Botero, Germán Botero, Jorge Botero, Feliza
Bursztyn, Luis Caballero, Luis Cabrera, Santiago Cárdenas, Herry Celis, Gilberto Cerón, Hernán Darío Correa, Nicolás De La Hoz, Eduardo Esparza, Epifanio Garay, Umberto Giangrandi, Ignacio Gómez Jaramillo, Pedro Nel
Gómez, Leonel Góngora, Carlos Granada, Néstor Guzmán, Elías Hein, Alejandro Hernández, Pedro Alcántara Herrán, Lorenzo Jaramillo, Víctor
Laignelet, Hernando Lemaitre, Ángel Loochkartt, Germán Londoño, Juan Manuel Lugo, Fernando Maldonado, Pantaleón Mendoza, Darío Morales, Edgar Negret, Alejandro Obregón, Diego Pombo, Jorge
Posada, Eduardo Ramírez Villamizar, Augusto Rendón, Jaime Rendón, Luis Ángel Rengifo, Malmgren Restrepo, Iván
Rickenmann, Augusto Rivera, Juan Antonio Roda, Andrés de Santa María, Rodolfo Sánchez Lalinde, Alberto
Sojo, Lucy Tejada, Hernando Tejada, Tiberio Vanegas.
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